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El GPS del agro recalcula, pero sin
volantazos
Favio Ré || lavoz.com.ar
Con parte de las decisiones de siembra de soja y de maíz ya tomadas, la
incertidumbre podría obligar a ajustes finos en el uso de la tecnología, según admiten
productores y asesores.
Cuando los sistemas de geoposicionamiento satelital (GPS) no se actualizan con frecuencia,
suelen incurrir en errores: una persona marca un destino y el software puede conducirlo
por caminos que ya no están o que cambiaron de sentido de circulación.
Para los productores agropecuarios, el cambio constante de las reglas de juego y de las
condiciones macroeconómicas es un desafío para recalcular el mapa de decisiones, con el
fin de encontrar un horizonte rentable y sustentable.
El sacudón que vivió el mercado cambiario argentino, tras el sorpresivo y abultado
triunfo de Alberto Fernández en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y
obligatorias (Paso), es una muestra. El dólar pasó de cotizar en torno a 45 pesos la
semana anterior a superar los 60 y luego bajar de nuevo ayer y vacilar entre 55 y 58
pesos. La mayoría de los insumos del campo están dolarizados y, por esta volatilidad,
prácticamente los granos no tuvieron precio desde el último lunes.
Esta incertidumbre fue un eje que cruzó de manera transversal a la mayoría de las
conferencias que se dictaron durante la jornada Soja con Sustentabilidad y + Maíz de
Córdoba, organizada por La Voz (a través de Agrovoz) y Agroverdad, con el auspicio
institucional del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia, y de la Bolsa de
Cereales de Córdoba.
Para el consultor de empresas agropecuarias, Teo Zorraquín, esta coyuntura difícilmente
impacte en las decisiones de siembra. No veo que haya volantazos para esta campaña
en las estrategias productivas. Hoy todo es una gran incógnita, pero este negocio es
biológico: el trigo ya se sembró y los planteos de rotación están definidos. Algún
cambio significativo se verá, eventualmente, para la campaña 2020/21, manifestó.
Recalculando
Fernando García es asesor del Grupo Crea Monte Cristo y coincidió con Zorraquín.
Las rotaciones, en general, ya están definidas. En general, hacemos 50 por ciento
soja y 50 por ciento maíz. En relación al cereal, el 70 por ciento de la semilla ya
está comprada. Es muy difícil cambiar la estrategia en tan corto tiempo, estamos
bastante acotados en la posibilidad de modificar los planes, comentó.
En forma inevitable, según García, la siembra se hará entre octubre y noviembre, con un
gobierno, y la cosecha con otro, que puede ser distinto. Pero sin que se hayan conocido
aún qué políticas concretas aplicará.
Una recomendación que estamos haciendo es dejar la tecnología lo más abierta
posible. Es decir, hacer los barbechos con la posibilidad de, a último momento, poder
cambiar maíz por soja o poroto en algunos lotes, indicó.
Con más de 1.000 hectáreas que cultiva en el norte de Córdoba bajo arrendamiento, el
productor César Costamagna es uno de los que adoptará esta estrategia. La mayor
parte de la siembra ya está decidida, la compra de insumos bastante avanzada, con una
estrategia 50 y 50 entre soja y maíz. Cuando mucho puede haber algunos ajuste fino, que
puede ser estirar lo máximo posible la fecha de siembra para jugar en el escenario
político más probable, evaluó.
Ramiro Digón forma parte de una empresa mixta (agrícola y ganadera) y es consciente de
que un cambio de gobierno puede acarrear, por ejemplo, un aumento de retenciones. El
riesgo está y nuestra respuesta es la diversificación, apostar a un mix, no estar 100
por ciento enfocados en una sola unidad de negocios. En nuestro caso, integrar agricultura
y ganadería para generar más valor agregado, enfatizó.
Ventas
Los proveedores de agroinsumos también observan con atención este panorama. Esteban
Ciravegna, de la firma Curupaití, reconoció que los productores ya han adquirido las
semillas de maíz y que lo que puede postergar es la provisión de los fitosanitarios.
Todos empiezan a poner un freno hasta ver cómo sigue la mano y qué herramientas de
financiamiento efectivamente quedan. Todo los que es en pesos, con tarjeta,
desapareció, explicó.
Fernando García coincidió: Una de las consecuencias de estos momentos complejos es
que se dejan de lado las planificaciones para la campaña completa y el productor va
comprando los insumos sobre la marcha, en el momento en que realmente los necesita. Las
tasas de las tarjetas están al 120 por ciento, hoy no hay financiamiento viable.
Para Costamagna, lo bueno es que los agricultores tienen margen para no desesperarse a la
hora de tomar decisiones, por los excelentes resultados de la cosecha anterior.
Debería ayudarnos a no apresurarnos a dejar cerrados los esquemas productivos ni a
comprometer costos a estas tasas y con esta volatilidad, analizó el productor.
Marcelo Valdez, otro integrante de Curupaití, expresó que es posible un achique de la
inversión en tecnología, pero que la apuesta de los productores en la zona sigue siendo
por lograr altos rendimientos.
Y eso solo se consigue con inversión tecnológica, reconoció.
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