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Reconstruyen la historia genética de la quinua y
detectan una pérdida de diversidad
lavoz.com.ar
Un equipo internacional de investigadores, del que participaron especialistas del
INTA, logró analizar el ADN de estas semillas del siglo II. Luego de compararlas con las
que se siembran en la actualidad, detectaron una gran disminución de la diversidad
genética.
Considerada por los Incas como un alimento sagrado, la quinua constituye un alimento de
excelente calidad nutricional y es uno de los únicos vegetales que posee todos los
aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas y no contiene gluten.
Conocida como un cultivo ancestral, un equipo internacional de investigadores está
trabajando en la reconstrucción de los últimos 18 siglos de su historia genética.
Según publica Inta Informa, científicos del Inta forman parte de este equipo que, luego
de comparar semillas de los Siglos II, VII, XII, XIII y XXI, con las que se siembran en la
actualidad, detectaron una gran disminución de la diversidad genética.
Investigación
El estudio del ADN de las semillas de quinua se logró gracias al hallazgo de semillas en
la zona de Antofagasta de la Sierra (Catamarca), en la Puna meridional argentina.
El trabajo fue desarrollado por un equipo interdisciplinario de investigadores del
Conicet, la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), el Inta, la Universidad de Tucumán
y el Instituto de Investigación para el desarrollo (IRD) de Francia, y se centró en el
genotipado de semillas de los siglos antes mencionados.
Carla Arizio, bióloga del Instituto de Recursos Biológicos del Inta y experta en
genética molecular, formó parte de la investigación y explicó: Estudiar el ADN
de semillas tan antiguas nos permitió identificar la genealogía más probable entre
poblaciones antiguas y modernas. Mediante análisis estadísticos pudimos comprender cómo
se relacionaban entre sí y cómo habían cambiado genéticamente desde la antigüedad
hasta el día de hoy.
Nuestro análisis reveló que el reemplazo de semillas de quinua por nuevas
poblaciones de menor diversidad genética se produjo al menos dos veces en los últimos 18
siglos: primero, entre los siglos VI y XII, un período de intensificación de las
prácticas agrícolas, mucho antes de las conquistas incaica y española; luego, entre los
siglos XIII y XXI, un período marcado por el declive de la agricultura, en particular
debido a una sequía grave y prolongada entre 1860 y 1890, agregó Marcela
Manifesto, también bióloga del Instituto de Recursos Biológicos.
Conclusiones
El estudio publicado recientemente en la revista PLoS ONE puntualizó que, entre el 796 y
690, ocurrió un período de intensificación de la agricultura en los Andes Áridos,
mucho antes de la conquista incaica y la española. En esa etapa, la aparición de
terrazas y sistemas de riego que apuntaban a asegurar la producción de alimentos para una
población en crecimiento, sumado lapsos de guerras y una gran aridez, impactaron en la
diversidad genética del cultivo.
En términos biológicos, la variabilidad genética explica cuántas posibilidades tiene
un organismo para adaptarse a los cambios del ambiente y se puede apreciar a simple vista
o medirse a escala genética. Mientras más grande es la reserva de variantes de genes de
una variedad o población de plantas, más chances va a tener para generar nuevas
combinaciones y explorar con éxito un nuevo ambiente, por ejemplo.
La quinua a pesar de la pérdida de diversidad genética que sufrió el cultivo en los
últimos 1800 años, sigue teniendo una gran adaptabilidad al ambiente, tolerancia a la
escasez de agua y resistencia a la salinidad.
 
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